Sin mucha bulla, bombos ni platillos, el Ministerio de Agricultura promulgó el reglamento que abre las puertas a la entrada de las semillas transgénicas (organismos genéticamente modificados) en nuestro país con el Decreto Supremo 003-201.
Es una grandísima pena, pero con esto el Perú ha perdido la ventaja comparativa de ser un territorio libre de transgénicos. Recordemos que en nuestro país, de climas y suelos diversos, un amplio sector de especialistas y agricultores esperaba que nos consolidáramos como el principal centro de productos orgánicos, un mercado que viene creciendo exponencialmente a nivel mundial.
No se han manifestado ni el ministro del Ambiente, Antonio Brack Egg, ni el ministro de Cultura, Juan Ossio, sobre un asunto que afectará la seguridad ambiental en nuestro país, además de erradicar tradiciones y prácticas culturales de las comunidades agrícolas. Qué decisión tan apresurada e irresponsable del gobierno que sale. Se está poniendo en riesgo la megadiversidad de nuestra tierra y su enorme riqueza.
Se entendía que el titular del Minam, Antonio Brack, se oponía a los transgénicos y fue él quien planteó una moratoria al reglamento con el fin de unir fuerzas y revocar esta decisión del gobierno que favorece sólo a grandes laboratorios. La catedrática de la Universidad Agraria de La Molina, Antonietta Gutiérrez, quien participó como representante de la sociedad civil en el grupo técnico de bioseguridad del Minam para evaluar el reglamento, ha declarado que no fueron informados de que el documento estaba listo.
Consideremos la experiencia con transgénicos en otros países, ha sido negativa. Nuestro Perú rural, de pequeños agricultores teme verse inundados de semillas transgénicas de corporaciones con grandes intereses que les cobrarán por cada cosecha, incluso si el viento lleva semillas a la tierra ajena, y estas germinan y crecen, el agricultor que nunca supo que esas semillas habían caído en su parcela podría pagar a la empresa que tenga los derechos sobre las semillas... una cosa de locos.
Los representantes de la gastronomía nacional han alertado también sobre los perjuicios que se producirían sobre las variedades y sabores de los productos naturales. El comercio orgánico, además, está creciendo a un ritmo de entre 15% a 20% anual, y ya hay más de 100 países que exportan sus productos orgánicos a los más diversos mercados. El Perú tenía una gran ventaja comparativa para erigirse como líder en este sector.
La FAO ha puntualizado que la agricultura orgánica tiene como ventajas proteger el ambiente y evitar futuros gastos para mitigar la contaminación. Sólo queda esperar que se revierta la situación y llegar a un equilibrio para conservar nuestra tierra limpia, nuestra gente con tradición, nuestros platos sanos y bien servidos.
Cuéntame... ¿Qué opinas del tema? Si vives en otro país ¿cultivan semillas genéticamente modificadas en él? ¿Tienes algo más que comentar?
1 comentarios:
Parece que con el tiempo muchas personas, y sobre todo instituciones, apelan al efectivismo, a lo que es más rápido y comercial, sin pensar en las personas que hay en todo el proceso de producción. Los transgénicos tienen muchas similitudes en cuanto a lo que se trata de rescatar en el Comercio Justo y es este toque especial de las tradiciones, de lo orgánico, de conservar el medio ambiente.
Nosotros desde nuestras pequeñas o medianas posibilidades podemos ayudar, y ¿cómo? pues como tú lo hace Meli, de esta forma, creando conciencia, pues en las reflexiones donde empieza el cambio, solo el cambio de conciencia ayuda a tomar acción.
Un abrazo y gracias nuevamente por este tipo de artículos!!!
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